Rižinice son las tierra en el fértil valle de Rupotine, en la parte Este de la ladera del monte Kozjak en la cual fueron encontrados las ruinas de una pequeña iglesia y de un edificio que se cree era parte del complejo del convento. Bajo el valle corre un arroyito llamado Ilijino vrilo (manantial de Elías), que brota bajo Crikvina, donde también se encuentran los restos de otra pequeña iglesia y de un convento paleocristiano. La ubicación de esos conventos, si es que verdaderamente esas construcciones lo eran, remite al dicho según el cual “Bernardus valles, Benedictus colles amabat”, es decir “San Bernardo amaba los valles, San Benedicto los montes”. En ambos casos los pocos monjes que habitaban los conventos (no podía haber menos de tres), tanto en Rižinice como en Crkvina tenían un terreno suficiente como para poder sobrevivir humildemente.
Ese sitio fue foco de atención en el año 1891 gracias al hallazgo de un fragmento de una barandilla de altar en el cual se conservó parte de una inscripción que dice “…PRO DUCE TREPIM(ERO)…”, relacionando directamente al duque croata Trpimir (alrededor de los años 845 –865) con la zona. En la conocida declaración del año 852, llamada documento de donación de Trpimir, cuyo contenido se ha conservado a través de una transcripción del siglo XVI, se menciona que Trpimir poseía por la zona un “curtis” (“…curtis nostra que Clusa dicitur”). Lo que no se puede determinar con certeza es si “curtis” se refiere en realidad al pueblo de Klis, a Rupotine (donde estaba el convento) o a algún lugar similar. En su momento se pensó que se trataba del palacio del soberano, conclusión a la que se había llegado en base a la interpretación errónea de la palabra latina curtis, que en la terminología medieval significa campo o pueblo. Por eso hay que adaptar las explicaciones a lo real y posible, y no a lo deseado, por lo que en ese contexto habría que interpretar los supuestos “palacios” de Trpimir como una casa más lujosa con un vasto terreno. Así al igual que todos, pero absolutamente todos los soberanos de ese entonces (sus contemporáneos en Francia, España, los confines germánicos, Italia, etc.), ese dignatario croata venía a esa zona y se alojaba allí, con sus súbditos fieles y allegados, durante algunos días, semanas o un mes, tiempo en el que también realizaba algún trabajo “nacional”, para denominarlo con la terminología actual. Es decir, Trpimir habitaba en una finca, se puede decir que en un antiguo pueblo (villa), sobre el cual atestiguan las tumbas romanas, las inscripciones y los sarcófagos. Allí, además de los restos de la barandilla de altar con el nombre del duque, fueron encontradas decenas de tumbas con aretes de plata, mientras que el cementerio puede ser datado hasta los comienzos de la época veneciana. Ese “curtis” del documento podría ser Rupotine, donde el duque renovó el convento que allí existía, así como los restos de una pequeña iglesia paleocristiana. Quizás precisamente en esa hacienda el duque recibió al predicador sajón Gottschalk, quien le había pedido refugio. Como Trpimir se lo otorgó, el predicador estuvo viviendo con él alrededor de dos años.