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Los cementerios de la ciudad

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Las costumbres y leyes romanas imponían que los muertos fueran enterrados fuera de la ciudad, es decir más allá de las murallas de la misma. Por motivos prácticos, que incluían la accesibilidad al cementerio y el no desaprovechar las tierras fértiles, importantes para la agricultura, los cementerios se formaban junto a las carreteras que salían de la ciudad. Los suntuosos y bien arreglados cementerios que allí se formaban eran característicos de las ciudades romanas más grandes, como sucedió en el caso de Salona, Zadar y Docleia, para mencionar solo los más investigados. Había también cementerios más pequeños en terrenos privados fuera de la ciudad, donde las comunidades que allí vivían enterraban a sus muertos.

Las grandes necrópolis salonitanas surgieron junto a las antiguas carreteras. Es así que uno de los cementerios salonitanos, llamado “in horto Metrodori” (en el jardín de Metrodori) se extendía junto a la carretera que conducía de la ciudad hacia el Oeste. El segundo estaba al Noreste, junto a la carretera que conducía al interior de la provincia a través de Klis. El tercer cementerio estaba junto a la carretera que de la ciudad conducía hacia el Sureste, hacia Epetion (Stobreč) y aún más hacia el oriente.

En Salona tanto los cementerios paganos, de los que precisamente hablaremos aquí, como los cristianos, que estaban alrededor de las grandes iglesias cementeriales, son yacimientos importantes que atestiguan sobre la riqueza y la cultura de sus habitantes. Todos los cementerios que estaban cerca del primer centro de la ciudad, es decir del centro en la época de la República romana, con el crecimiento de la ciudad hacia el Este y el Oeste de a poco fueron removidos, por lo cual los restos de muchas lápidas y tumbas monumentales fueron empotrados en las murallas de la ciudad. Un ejemplo de ello es el monumento sepulcral (el ara) de Pomponio Vera, cuya reconstrucción se exhibe en el jardín del Museo arqueológico de Split.

El cementerio occidental

es el más estudiado. Él fue objeto de investigación ya en el remoto 1823, luego durante los años 1909-1910 y 1969-1971 y finalmente entre los años 1986-1987. Estas últimas investigaciones, que fueron las más extensas, sistemáticas y profesionalmente realizadas (B. Kirigin. I. Lokošek, J. Mardešić, S. Bilić), crearon lo que en la ciudad se denominó como “el síndrome de los desvíos”, término que injustamente se convirtió en sinónimo de todas las excavaciones que en ese tiempo se llevaban a cabo en Solin.

El cementerio estaba situado en las afueras de la ciudad, al oeste del anfiteatro, donde hoy está el edificio de la compañía naftera INA. Allí incluso hoy se pueden ver las ruinas de los muros construidos con grandes bloques de piedra (cuyas dimensiones son aproximadamente 2, 00 x 0, 60 x 0, 80, ¡y los hay también más grandes!). Aparentemente a comienzos del siglo XX estos muros se extendían hasta Kaštel Sućurac y la localidad de Stačuni (Stačuline). Por el tipo de construcción, parecería ser que esas ruinas pertenecían al mismo complejo. 
A través de los siglos las parcelas del cementerio (en lat. hortus) fueron cambiando su aspecto, por lo cual es difícil afirmar cualquier cosa sobre el complejo inicial. Es muy probable que dentro de cada cerca, unidad cementerial o parcela hubiera un monumento principal, probablemente un ara circundada por tumbas de distintos tipos y formas.

Sobre estas ruinas hubo diversas opiniones, pero todas ellas se pueden resumir en dos. La mayoría de los autores (F. Bulić, G. Novak, M. Suić y otros más recientes) veían en ellas unas murallas megalíticas, parte de una fortaleza de la ciudad de la época griega más temprana de Salona. Por el contrario, otros consideran que se trata de las cercas de las parcelas cementeriales erigidas en el jardín de un griego, Metrodor de Issa o Tragurion, quien se menciona en una inscripción. Los terceros, por otro lado, (el último de ellos fue N. Cambi) opinan – correctamente – que se trata de una necrópolis junto a una carretera, dividida en hortus, es decir en parcelas cercadas y arregladas, en las que los difuntos se sepultaban en tumbas, urnas o sarcófagos.

La mayoría de los grandes bloques de piedra estaban colocador sobre el nivel del suelo, sobre una estructura o cimientos construidos con piedras más pequeñas unidas con argamasa. Buena parte de esa necrópolis, que estaba cerca de la primera ciudad junto a la carretera que iba hacia el Oeste, fue derribada cuando hacia el año 170 se construyeron las nuevas murallas de Salona. Las piedras y las inscripciones del cementerio – las estelas y los sarcófagos, fueron usados como material de construcción del fuerte y empotrados en las nuevas estructuras defensivas. Fue entonces cuando el anfiteatro fue incorporado a ese nuevo sistema defensivo. 
El cementerio estuvo en función hasta aproximadamente el siglo IV, cuando de a poco se lo fue abandonando porque los habitantes más ricos, al pasar al cristianismo, empezaron a ser enterrados en los nuevos cementerios situados, como ahora, alrededor de las iglesias.

El cementerio oriental

se extendía junto a la carretera que salía del centro de la ciudad vía la llamada Porta Caesarea y pasaba por la zona exterior de la ciudad inicial, hacia el río Salon, donde posteriormente se extendió la ciudad (la llamada urbs orientalis). La carretera iba al Este hacia Majdan, es decir hacia Klis y más alla hacia el interior. Cuando a fines del siglo II se amuralló la nueva parte de la ciudad, la oriental, allí se encontraba otra puerta de la ciudad, llamada Porta Andetria.

El cementerio se extendía a lo largo de la carretera mencionada (en dirección hacia Kamenice y Bili brig) y se presupone que tenía varios kilómetros de longitud. Allí se encontraron mausoleos de familias ricas, estelas de los soldados de la VII legión, sarcófagos, urnas etc. , lo que demuestra que ese terreno cumplió la función de cementerio durante siglos. Gracias a las estelas de los soldados de la VII legión, encontradas cerca de Bilankuša, se pueden remontar los comienzos del cementerio al siglo I. Las inscripciones atestiguan que una división de la VII legión, estacionada en el campamento de Gardun, cerca de Trilj, permaneció en Salona en la primera mitad del siglo I d.C.

El cementerio sudoriental

estaba junto a la carretera que, saliendo de la ciudad a través de la Porta Caesarea, se separaba de la carretera anteriormente mencionada (que iba hacia el interior) y se dirigía hacia el Sureste, hacia Epetion. De ahí continuaba hacia el Este, hacia Narona (detrás del monte Mosor), de donde probablemente bordeando el mar seguía hacia Podstrana y Omiš (Oneum).

En este cementerio se encontraron piezas muy valiosas. Entre ellas destaca el epitafio de uno de los altos miembros de la administración municipal, el edil y duunviro Gaius Emilius Ingen, excavado en la localidad de Jankovača (al oeste de la actual encrucijada hacia Trogir, Klis y Split). En esa suntuosa parcela cementerial se encontró la mencionada inscripción que data de los comienzos del siglo I en la cual, además de los datos sobre el tamaño y la ubicación de la parcela, se menciona la vía munita, es decir la calle que había sido construida a través de un terreno barroso e irregular, cruzando los brazos del río que estaban junto a la parcela cementerial de Ingen. Ese detalle es muy importante para conocer la topografía urbana de Salona porque, al igual que algunas inscripciones encontradas junto a la carretera de la necrópolis oriental y muchas otras inscripciones encontradas y registradas por casualidad, describen el curso del río Salon en la época cuando fluía a través de la ciudad. Esas conclusiones fueron confirmadas también a través de sondeos realizados en la parte oriental de la ciudad en el año1979.

Esa necrópolis se extendía aún más hacia el Sureste. Recientemente, durante la edificación de un barrio nuevo, también fueron descubiertas tumbas en el barrio Japirko.

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