A más o menos un kilómetro y medio de las murallas de la ciudad, al norte del anfiteatro, hacia la aldea de Milišić, se encuentra un relevante complejo cementerial salonitano llamado Marusinac. A mediados del siglo XIX F. Carrara intentó verificar mediante un sondeo algunas ruinas y hallazgos que se habían encontrado en ese terreno de casualidad. En esa ocasión encontró un mosaico. Después de bastante tiempo allí se encontró una inscripción del presbítero Juan (Ivan) que en el texto es mencionado como el cuidador del recuerdo del mártir Anastasio (…sancti Anastasii servans reverenda limina...). Gracias a la misma se aclaró qué mártir yacía allí. Se trata de Anastasio, cuya leyenda cuenta que viajó de Aquilea a Salona, en la época de la persecución, para atestiguar su fe.

Marusinac fue también excavado por F. Bulić y L. Jelić, con pausas desde el año 1892 hasta el año 1910, período en el que se descubrieron muchos detalles que fueron estudiados más sistemáticamente y complementados recién por R. Egger, F. Bulić y M. Abramić, y en los años 1929-1930 por E. Dyggve. En base a los estudios mencionados se concluyó que allí, a comienzos del siglo IV, una familia salonitana rica enterró en su terreno el cuerpo de un mártir. Ese mártir era Anastasio de Aquilea quien, al igual que los cristianos enterrados en Kapljuč, había sido martirizado durante la persecución de Diocleciano del año 304. El gran mausoleo privado tenía una cripta con un ábside en el que estaba el sarcófago con el cuerpo del mártir, mientras que en el vestíbulo yacían la cristiana Asclepia y su marido. En la parte superior de la construcción había una sala para las ceremonias póstumas, es decir para venerar al mártir. Además de este mausoleo, en Marusinac había también dos basílicas, una con una nave central abierta – sin techo (lo que se llama basílica discoperta o sine tecto) con un nártex y un atrio, un espacio abierto entre ellos y un cementerio cristiano alrededor.