Llamada según el arroyo cercano que desciende por la ladera del monte Kozjak hacia el mar, unos doscientos metros al este del anfiteatro, cerca de las murallas de la ciudad, se encuentra la basílica cementerial salonitana más antigua, llamada “Basílica de los cinco mártires”. Estaba dedicada al sacerdote Asterio y a cuatro soldados de la guardia imperial: Antiohie, Gaian, Paulinian y Telie que, durante la persecución de Dioclesiano en el año 304 fueron martirizados por ser cristianos. Ellos fueron enterrados en un pequeño cementerio fuera de las murallas de la ciudad que al comienzo era un cementerio pagano pero que en el siglo IV, después de que se enterraran allí estos fieles ilustres y se construyera la iglesia, pasó a ser cristiano.
Como en tantos otros lugares del mundo de ese entonces, también en Salona junto a las tumbas de los mártires empiezan a sepultarse los miembros de la comunidad cristiana. Por eso en Kapljuč y en los otros complejos cementeriales de Salona, hay varias capas de lapidas de distintos tipos y distintas épocas, desde el siglo I hasta el siglo IV. Entre ellas hay tumbas de formas desde simples y sencillas, en ánforas o bajo tejas, pasando por ataúdes de acero y sarcófagos, hasta panteones abovedados (los llamados a pozzo) con o sin vestíbulo y con algunas decenas de inscripciones valiosas, ricas en contenido.
A mediados del siglo IV, durante el obispado de Leoncio (346-381), según presupone Ejnar Dyggve, sobre la tumba de uno de los mártires se erigió una iglesia, la primera basílica cementerial de Salona. En ella en el año 1909 fue encontrada una tumba muy bien posicionada y decorada con una placa de piedra atípicamente grande en la que estaban esculpidos cuatro círculos y un rectángulo. Tenía un significado cultual (ritual) por lo cual esa tumba despertó un gran interés científico y fue objeto de muchas discusiones. La placa probablemente servía para apoyar en ella la comida y la bebida durante los ritos, por lo cual podría haber sido también pagana. Pero como se la tuvo en cuenta al construir la iglesia, definitivamente era también importante en la ceremonia cristiana. Eso se puede deducir y por la posición de los mosaicos que la rodeaban, en los que estaban escritos los nombres de los ya mencionados mártires. En uno de ellos se lee: “Die octavo kalendas maiarum votum fecit ad martyrem Asterium”, es decir “el octavo día del calendario de mayo cumplió su promesa al mártir Asterio”. Suponemos que bajo el altar se guardaban sus restos terrenales - sus reliquias. Todo esto también demuestra el desarrollo paulatino de las ceremonias rituales en los comienzos de la época cristiana.
El complejo arqueológico de Kapljuč lo conforman la iglesia, erigida sobre los restos de edificios anteriores, algunos cuantos monumentos memoriales y anexos, el cementerio y el complejo comercial que E. Dyggve reconstruyó adecuadamente. Las investigaciones del complejo empezaron en el año 1871 cuando F. Bulić descubrió una pequeña necrópolis cerca de las murallas septentrionales, en la cual había entre otras cosas 16 sarcófagos en fila uno detrás del otro, apenas un poco más al este del hoy visible complejo basilical.
Posteriormente, del lado norte de las murallas, en las praderas de Kapljuč se fueron encontrando otros restos arqueológicos y a comienzos del siglo XX bajo una pila de piedras (típicas en Solin) se encontraron los restos de una construcción: el ábside bajo la cual había un “cripta”, las paredes de las naves laterales, así como varios sarcófagos bajo el nivel del piso conservado de la iglesia. Bulić concluyó que se trataba de una localidad valiosa que exigía extensas investigaciones. Al no poder juntar el dinero suficiente para ese trabajo, después de muchos años se lo cedió a una misión arqueológica danesa que en Kapljuč excavó dos veces, en el año 1922 y luego en el 1923.
