Conforme a los hábitos y a las costumbres de la Antigüedad, en especial los de la civilización romana, además de las termas privadas dentro de los complejos de las suntuosas casas y mansiones, en las ciudades también había varias termas públicas. Las termas salonitanas mejor conservadas son las de la denominada calle de Pedro (Petrova ulica), al este del conjunto de basílicas de la ciudad, es decir del complejo cementerial cristiano-episcopal. Esa calle, situada en la extensión oriental de Salona, conducía al Norte, hacia las puertas secundarias de la ciudad que estaban dentro del perímetro de la ciudad. Allí excavó a comienzos del siglo XX F. Bulić y, posteriormente, W. Gerber.
Estas termas son más pequeñas que otras, pero contienen todos los ambientes y los cuartos característicos de las termas romanas: un peristilo abierto y una gran piscina, vestuarios, piscinas de agua fría y caliente y otras salas auxiliares. En base a varias indicaciones (la secuencia de la construcción y las inscripciones de otros lugares empotradas en las estructuras de las termas), se puede concluir que las mismas fueron construidas a fines del siglo II o comienzos del siglo III sobre las ruinas de un edificio privado que en esa ocasión fue remodelado para cumplir con su nueva función. Al igual que muchas otras construcciones en Salona las termas también fueron remodeladas varias veces, pero aún hoy es muy evidente su disposición inicial.
En la Antigüedad tardía, cuando las ideas cristianas ya se habían afirmado notablemente, se empezó a evitar la vida pública y dejaron de frecuentarse las termas, perdiendo estas su función original: sus paredes fueron parcialmente pintadas de blanco y en las grandes pilastras de la entrada se esculpieron cruces como símbolos de la nueva ideología. Debido a que las instalaciones de agua eran imprescindibles tanto para las termas como para los baptisterios, algunos autores (E. Dyggve, S. Piplović) consideran que, en los comienzos del cristianismo, las termas podrían haber sido convertidas en baptisterios. Esa opción no nos parece aceptable, ya que a tan solo a 50 metros de allí, al Oeste, existía todo un complejo catedralicio con un baptisterio, por lo cual otro tan cercano hubiera sido innecesario.